"Año 1984. Estaba en pleno apogeo la movida Punk en Caracas. Seguridad Nacional, Cuarto Reich y Sentimiento Muerto eran las bandas con las que una minoría urbana se identificaba. En contraposición, existía un público que idolatraba a las "famosas" minitecas que se convertirían en una leyenda.
El joven Horacio Blanco vivía con su madre en la Urbanización Santa Fe, en un edificio ubicado al este de Caracas. José Luis "Caplís" Chacín vivía al oeste de la ciudad en una quinta ubicada en la reconocida Urbanización Vista Alegre. Estos adolescentes, al igual que muchos otros, coincidían en varias fiestas y conciertos, compartían los mismos gustos e informaciones musicales.
Con menos de 15 años el joven Horacio Blanco y Caplís Chacín crearon una miniteca única entre todas las de esos días. Este soundsystem llamado "Aseo Urbano" sólo colocaba discos de vinyl adquiridos en el exterior: Sólo ritmos extraños y desconocidos para muchos. Aseo Urbano se paseaba entre el new wave, punk, hardcore, mod, reggae y ska.
En 1985 la miniteca Aseo Urbano se transformó en "Desorden Público", la banda. En sus inicios, esta agrupación juvenil estuvo integrada por: Horacio Blanco en la Guitarra y Voz, Caplís en el Bajo, Omar # 2 en la Batería y Andrei Vivas en la Voz Principal. A finales de ese año, nuevos integrantes modificarían la esencia de la banda.
Se inician entonces en algunos locales, espacios, tascas y pubs caraqueños, tales como "La Cueva de Monterrey", "Pida Pizza", "Memphis", "Coco's", "Olafo's Pub y Mr. Ribs", "L'Antro", "Mata de Coco", "Club Junkolandia" y "Tramps".
El nombre de la agrupación dejaba de ser secreto poco a poco. Los casettes "caseros" circulaban por toda la capital venezolana. El grafitti del espía (logo de la banda) era tatuado en las paredes del este de Caracas. Adentrarse en la industria cultural y convertirse en "producto" era una realidad que se acercaba lentamente.
Esos dibujos en la pared de una ciudad con menos de 50 años entrada en la modernidad, generaba la intriga entre niños, jóvenes y adultos. Luego los conciertos se llenaban y aunque muchos no habían visto a Desorden Público en vivo, muchos los habían escuchado en algún casette y otros vieron al famoso espía (el logo) en alguna pared.
Se hablaba de Desorden Público entre los jóvenes como de un producto de buena calidad que aún no había sido popularizado. Que era de pocos, selecto, elitesco. Quien los había visto contaba sus hazañas con orgullo. En los 80's esta agrupación representaba el grito mudo de muchos venezolanos.
Queda claro como estos jóvenes venezolanos buscaban con ansias el camino del espectáculo. Detrás de un discplay, pinchando discos de ritmos importados del viejo continente; luego estudiando música y comprando equipos "made in USA". Sus primeros pasos dentro de la industria cultural los dieron solos. Ahora faltaba afianzarse más como músicos, encontrar la personalidad y dejar de ser adolescentes para comunicar sus sentimientos (de furia contra el sistema)".
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